Todos los colombianos estemos pendientes de la aceptación que den los alzados en armas a las propuestas de paz del gobierno. Y todos soñamos con un país en paz, con un país con sus campesinos embelleciendo y recuperando sus tierras, a través de la Reforma Agraria. Sin esto, difícilmente habrá paz. Con un país lleno de cosechas, con un país organizado con cooperativas agrarias, con tractores compartidos, con una venta -sin especulación de los intermediarios- de los productos agrícolas.
¡Estamos soñando! Porque a los colombianos nos hace falta soñar y dejar la rutina de aceptar la organización equivocada que hay actualmente. Soñamos en cooperativas, con sus camiones, llevando frutos a los pueblos y a las ciudades.
Y, por supuesto, estamos soñando en la reintegración de todos los que antiguamente fueron guerrilleros y ahora serán ciudadanos honorables, puestos al servicio del país.
Estamos soñando con la Colombia restaurada, con la Colombia en paz, con una Colombia sin ningún ladrón de corbata y guantes blancos. Con una Colombia sin ningún hambriento, sin ningún desempleado, sin ningún tugurio, sin ningún niño sin estudios ni joven sin colegio. Estamos soñando con una Colombia nueva, sin ningún ricachón yéndose a vivir, olvidado de Colombia, en Miami, sin pensar que puede hacer muchas cosas en su tierra.
Ésta es la gran revolución de paz y de amor que se debe implantar en Colombia. Colombia no puede quedarse, así como está, indefinidamente. Tiene que ver brotar la belleza de un país en pleno progreso, en plena tranquilidad, en perfecta honradez. Donde tenemos las tierras más lindas y más fértiles, donde tenemos a los hombres más inteligentes. Pero nadie los ha llamado a unificarse, todos se dispersaron por su propia cuenta, por su propio lado. Ahora tenemos que unirnos todos en servicio del país.
Volvemos los colombianos a invitar a los antiguos guerrilleros de todas las denominaciones a tirar lejos las armas malditas, a reparar su inmenso pecado de haber manchado las manos con sangre de hombre, y a integrarse en bien del país.
Va a ser nuestro país el más adelantado de América Latina, cuando reúna todas sus grandes fuerzas dormidas y disipadas.
Hable usted de esto amigo, difunda esta idea entre sus conocidos. No queremos políticos que nos dividan el país. No queremos vagos, ni viciosos nocturnos en las tabernas, ni mucho menos jóvenes perdiendo sus energías en la droga. Queremos que todos nos unamos a la gran campaña de recuperar íntegramente a Colombia.
Del libro “Palabras del Pastor”, volumen 4