Desarrollo social

El padre Rafael García Herreros lideró en Bogotá, Colombia, desde 1955, programas sociales para dar educación y vivienda digna a personas de escasos recursos económicos y dio a su obra el nombre que identificaba su programa de radio y de televisión: «El Minuto de Dios».

Empezó levantando casitas en los cerros del centro-oriente de Bogotá y luego en terrenos que le fueron cedidos al occidente de Bogotá, en donde construyó el barrio Minuto de Dios. El esfuerzo se institucionalizó, creándose la «Corporación Pro-Vivienda Minuto de Dios», que obtuvo personería jurídica en agosto de 1958 y luego cambió el nombre por «Corporación El Minuto de Dios».

Los estatutos expresan la finalidad y el sentido de la obra:

1. El Minuto de Dios se compromete a velar por el desarrollo integral de la persona humana y de las comunidades marginadas, tanto urbanas como rurales, a la luz del Evangelio. Se entiende por desarrollo integral la promoción “de todos los hombres y de todo el hombre” y “el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas” [1].

2. El Minuto de Dios es, pues, la expresión de un compromiso cristiano con los pobres, reconocidos como hijos de Dios y hermanos de los demás hombres, y de una exigencia de lucha por la justicia y un anhelo de lograr la igualdad entre todos los hombres.

3. El Minuto de Dios persigue los siguientes objetivos:

  • Proclamar, con la fuerza del Espíritu Santo, a Jesucristo, liberador de mal personal y social, y renovar la fe en Él.
  • Estimular a las personas y a las comunidades para que sean conscientes de la dignidad del ser humano, de sus derechos, de la realidad social, política y económica en que viven, y de la participación y solidaridad necesarias para su constante superación.
  • Propugnar por la organización social, económica y gremial de las comunidades.
  • Promover y apoyar a las comunidades en la búsqueda de nuevas formas de propiedad, distribución y uso de los bienes materiales y en la realización de proyectos socioeconómicos específicos.
  • Crear, como resultado de los objetivos anteriores, efectos de demostración que sirvan de modelo y estímulo para cambios estructurales profundos, en la organización del país. 

[1] Pablo VI, Carta encíclica Populorum progressio, Nos. 14 y 20 (1967). 

Con el paso de los años se fueron ampliando los servicios: nuevos barrios con viviendas dignas para familias pobres, en muchas ciudades del país; capacitación para el trabajo, formación para microempresarios, atención humanitaria a población vulnerable, atención y acciones a damnificados por tragedias naturales, generación de puestos de trabajo y asesoría en procesos industriales… Los programas de educación se fueron ampliando: guarderías y jardines infantiles,educación básica primaria y secundaria, pregrados y educación superior; educación técnica y tecnológica. Además, protección del medio ambiente y servicio a campesinos.

Simultáneamente, la acción era evangelizadora, en el empeño por crear sólidas comunidades cristianas: formación en valores, oración, lectura de la Biblia, grupos y comunidades de oración, catequesis, misiones, formación en doctrina de la Iglesia Católica… todo lo cual hizo que El Minuto de Dios fuese la cuna de la Renovación Católica Carismática en Colombia y que prestase un servicio importante a América Latina.

Todo esto ha convertido a El Minuto de Dios en un ejemplo de Doctrina Social de la Iglesia Católica puesta en acción, y le ha valido al padre Rafael García Herreros, a su obra y a su sucesor, el padre Diego Jaramillo, numerosos premios y condecoraciones.

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