¿Ha pensado usted lo bello que sería para usted ser cristiano verdadero? Ser cristiano. Tener una fe absoluta en Cristo. Contemplarlo como a la Persona más bella, más adorable, más importante, más cercana, más absoluta, más definitiva de nuestra vida. Ser cristiano, descubrir el misterio de la vida. Descubrir el misterio de la muerte. Tener seguridad de que Él es infinitamente poderoso y nos ama y murió por nosotros y nos salva.
Ser cristiano. Mirar el mundo con amor, con agradecimiento, con un sentimiento de admiración y de amistad. Mirar a los hombres con profundo respeto y fraternidad. Con interés, con una honda solidaridad, sin violencia. Abandonar las armas, odiar las armas, odiar el revólver, odiar el puñal.
Descubrir gran parte del misterio que rodea nuestra vida, llenarnos de esperanza de salvación. Ser cristiano. Estar comprometidos en mejorar el mundo, en mejorar la historia, en mejorar la sociedad.
Ser cristiano, abrir los brazos al universo y abrazar interiormente a todos los hombres, sin dejar a nadie por fuera. Ser cristiano verdadero; hacer cosas significativas en favor de los hombres, sonreír; vivir sin odios, sin mal humor. Llenarnos de simpatía. Llenar el mundo de amor.
¿Ha pensado usted la belleza de ser cristiano verdadero? Odiar el odio, el sectarismo; rechazar el desamor, la perpetua murmuración. Descubrir la belleza del silencio. Escuchar la fuente, escuchar a los pajaritos, mirar las flores.
Ser cristianos es ser hombres distintos, conscientes de que estamos vivos, de que estamos acercándonos al Infinito, a lo eterno. Debemos tejer nuestra vida de perdones, de servicios, de buenas miradas, de buenas palabras, de buenas acciones.
(Libro: García Herreros, Rafael, «Quiero ser cristiano»,
Colección Obras Completas No. 26, cuarta edición, Centro Carismático Minuto de Dios, Bogotá, 2012)