Enfoque temático: Oración a Dios, Creador y Señor
Tema: Realizar la voluntad de Dios
Tú, mi Dios, tienes pleno derecho sobre mí. Yo soy totalmente tuyo, Tú eres mi Creador, yo soy tu obra, la obra de tus manos. Yo soy absolutamente tu propiedad, y mi único deber es servirte. Tú me creaste, Tú me has amado, Tú me has llamado, Tú me has señalado.
Tú me has puesto en mi lugar. Donde estoy, ahí es donde Tú me quieres, no en otra parte, porque donde estoy es ahí donde Tú me quieres. Debo cumplir tu mandato, soy tu instrumento, soy el instrumento de tus manos. Dirígeme en todo momento, quiero obedecerte. Estoy en mi puesto, en el cual sólo yo quedo bien, puesto que Tú lo preparaste para mí, oh Señor.
Yo sé que el camino de la verdadera libertad es decir “sí” a la existencia que Tú me has señalado. Debo reconocer lo que Tú quieres que yo sea, y cómo Tú quieres que sea. Quiero decir sí a lo que Tú me has determinado, a lo que soy, a mi forma de cuerpo, a las fuerzas de mi espíritu, a mis limitaciones y también a mis posibilidades, a mi salud, a mis dolencias. Quiero decir sí a mi entorno social, a mis circunstancias de cada día, a mi cruz y a mi anhelo, a mi vocación, a la historia de mi vida, a todo quiero dar aceptación consciente.
Todo lo que significa la voluntad de Dios sobre mí quiero aceptarlo. Quiero separarme de todo lo que me separa de la voluntad de Dios: del pecado, del capricho, de una falsa ilusión nacida de mi orgullo. Quiero alabar a Dios y a mi Señor en mi propio rostro, en mi propio aspecto, en las modalidades de mi vida que han ido apareciendo, no por mi pecado.
Quiero rechazar la amargura ante mi propia historia, ante mi propia vocación, ante mis propias circunstancias. Quiero descubrir y aceptar la voluntad de Dios en mi diaria vida. Quiero tener un momento de suma alegría, al considerar todo el conjunto de circunstancias con que Dios me ha permitido existir y que han configurado mi vida.
No quiero ser un hombre que rechaza su propia situación y las modalidades de su existencia. Quiero reconocer que todo en la tela de mi vida, en última instancia, ha sido tejido por las manos paternales y tiernas de Dios, que me ama; y sé que todo, bajo tu divino amparo, va a terminar bien.
(Tomada del libro “Palabras a Dios”).