Honradez y honorabilidad*

Estamos comenzando, en la Emisora del Minuto de Dios -que les aconsejo sintonizar para entrar en un ambiente de paz y de serenidad- una gran campaña por la honradez y por la legalidad. Los cristianos tenemos que distinguirnos en cumplir estrictamente las leyes civiles y todas las leyes divinas, por supuesto. Tenemos que caracterizarnos también por una absoluta honradez.

Vamos a invitar a todos los oyentes del Minuto de Dios a ser legales, a no infringir las leyes: primero, la ley divina y, como parte de la ley divina, las leyes de la república. Por ejemplo: las leyes del tráfico, las leyes de aduanas, las leyes de los impuestos, etc. Y segundo: la honradez. Vamos a insistir continuamente, en esta Emisora, sobre la honradez. Debemos recuperar y restaurar el buen nombre de los colombianos.

Los cristianos vamos a tomar en serio estas dos exigencias del cristianismo, que están por el suelo: ser honrados y ser legales. Vamos a invitar a los maestros a hacer un excelente trabajo en este sentido, en las escuelas, entre los jóvenes que se entregan a ellos para ser educados.

Queremos pedir a los padres y madres de familia que colaboren para esta importante campaña que vamos a comenzar desde El Minuto de Dios, a favor de la perfecta honradez y de la absoluta legalidad.

Cuando uno sale al exterior y ve que todo el mundo cumple las leyes de tránsito y estrictamente cualquier ley del país, siente una profunda nostalgia y melancolía al pensar en Colombia, donde no hubo una enseñanza apropiada, ni de los padres ni de los maestros, en este sentido.

Yo quiero invitar a todos los cristianos que me escuchan y me leen a ser absolutamente legales, a no quebrantar ninguna de las leyes y a ser absolutamente honrados. El negociante, por ejemplo, no suba los precios indebidamente, porque eso va en contra del séptimo mandamiento de la ley de Dios; y comience a tener conciencia delicada cuando pone los precios de sus mercancías y de sus comestibles.

Esa es la exigencia cristiana. El cristiano no es el avispado que hace ganancias indebidas, siguiendo exclusivamente lo que le dice su avivatada o los malos ejemplos de otro, que no es cristiano verdadero; sino hace estrictamente lo que puede hacer, consultando las leyes perfectas de la honradez. Así es el cristiano verdadero: distinto de los demás.

Si me están leyendo algunos señores conductores, tengan presentes las normas cristianas de ser esclavos de la ley: de no quebrantar las leyes del tránsito. Y todos: proponernos un nuevo estilo de vida, en perfecta honradez. Así hacen los verdaderos cristianos, y usted quiere serlo en seguimiento estricto del mandato de Jesús, que es el divino Maestro.


* 1987. (Libro: García Herreros, Rafael, «Colombia para Cristo»,
Colección Obras Completas No. 27, Centro Carismático Minuto de Dios, Bogotá, 2012)

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