¿Qué hago yo por ti, oh Dios?

Enfoque temático: Catequesis sobre Jesucristo
Tema: Contigo mi vida no puede seguir igual

En nuestros ratos solitarios de concentración, debe brotar en nosotros esta palabra elemental: ¿Qué hago yo por Ti, Cristo? ¿Qué debo hacer?

Cuando miro las cosas que me rodean, cuando recuerdo mi propia historia; cuando considero la multitud inverosímil de seres y de realidades que me atañen, todas ellas portentosas y todas creadas para el hombre; cuando contemplo esta tremenda, pavorosa y dulce realidad de tu amor hacia mí, Cristo… y yo, solo en el mundo, buscando siempre una respuesta vacilante ante Ti; yo, capaz de olvidarte, de negarte el amor.

Cuando me veo en esta extraña situación de ser capaz de traicionarte y de profanar con mi actitud todas las maravillosas pruebas que me das de que me piensas desde siempre… cuando recapacito en todo esto, no puedo menos de caer en el estupor de ser así.

Esta agonía es una actitud natural del cristiano, del hombre consciente. Cuando pensamos intensamente en lo que debiéramos ser y no somos, en lo que debemos ser los hombres creados por Dios y redimidos por Cristo, dan ganas de gritar, ganas de romper el equilibrio de toda una estructura brotada y modelada en la negación de Dios y en la distracción de Él.

Casi todo lo que vemos a nuestro rededor, todo lo que leemos, todo lo que se nos anuncia, lo que nos atrae, casi todo es producto del olvido de Dios o de la total abstracción de la realidad divina.

¿Qué hago yo por Ti, Cristo? ¿Qué hago yo por Ti, oh Dios, que me has rodeado hasta lo insospechable con tu amor y con tu ternura?


(Tomada del libro: “Señor mío y Dios mío”)

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